Ya no es posible permanecer indiferentes a la tragedia de los incendios en la selva amazónica brasileña. Las grandes llamas que consumen miles de hectáreas de vegetación con la consiguiente muerte de toda forma de vida y el desplazamiento de comunidades, no es obra de la casualidad, ni de las prácticas tradicionales de los pueblos ancestrales de la región. La responsabilidad es la del gobierno brasileño por la implementación de políticas que favorecen la deforestación, el agronegocio y prácticas mineras de grandes grupos empresariales nacionales y extranjeros.  Solo en julio, la tala de bosques en la Amazonía alcanzó la cifra de 1,287 km², según el Instituto Amazónico del Hombre y el Medio Ambiente (IMAZON).

El gobierno de Jair Bolsonaro y su ministro del Medio Ambiente Ricardo Salles niegan la responsabilidad de la tragedia. El presidente declara que los incendios son causados por ONG con la intención de incriminarlo, mientras; el ministro Salles responsabiliza a los lugareños de causar los incendios por sus prácticas de quemar los campos en verano. Sin embargo, lo que no dice y no reconoce el gobierno brasileño es que, sus políticas favorecen el desastre ecológico. Por ejemplo, Bolsonaro retiró recursos financieros de las agencias responsables de monitorear y cuidar el medio ambiente regional. Sin recursos no se puede hacer la supervisión adecuada.

La tragedia ambiental en la selva brasileña que profundiza la agonía del planeta no puede pasar desapercibida, ni menos ser indiferentes ante el desastre. Por ello, la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular, ALER; se une al grito creciente de millones de personas en el mundo, al llamado del Papa Francisco y organizaciones ambientales que demandan un ALTO a las políticas del gobierno de Bolsonaro que incentivan la deforestación, el agronegocio y las actividades mineras

La Amazonía es patrimonio de la humanidad y la responsabilidad de cuidarla y conservarla recae, en primer lugar, en los Estados que tienen el privilegio de poseer territorio amazónico. La soberanía que reclaman los Estados no les da ningún derecho de destruirla como lo está haciendo el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro. Exigimos, por tanto, se tomen medidas inmediatas para salvar el Amazonas que es sinónimo de salvar el mundo.