Santa María de Jesús Sacatepéquez, tras los sismos

Santa María de Jesús Sacatepéquez, ya no duerme bajo techo. Desde la noche del 8 de julio, cuando la tierra comenzó a sacudir, cientos de personas han optado por permanecer en las calles, en los parques, bajo techos de nylon o simplemente al aire libre, Lo hacen por miedo, miedo a que otra réplica termine de derribar lo poco que queda en pie.

A más de 2 000 metros de altura, entre los volcanes que rodean Sacatepéquez, la vida cotidiana fue interrumpida por una secuencia sísmica que ha dejado a este municipio aislado, dañado y en incertidumbre.

El temblor no solo fue de tierra

Entre el 8 y el 10 de julio de 2025, Guatemala registró más de 348 eventos sísmicos de origen 100% tectónico, el Gobierno de Guatemala informó con datos actualizados,  hasta las 11:00 horas del 10 de julio, que se han atendido 177 emergencias, 2,100 personas afectada, 856 personas albergadas; según datos oficiales del INSIVUMEH y la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED). Las magnitudes variaron entre 1.2 y 5.6 grados, con epicentros ubicados entre los departamentos de Escuintla, Guatemala y Sacatepéquez. La intensidad fue suficiente para activar la alerta naranja institucional, suspender clases y paralizar el tránsito en varias regiones del país.

Pero los datos, por sí solos, no cuentan lo esencial, el temblor no fue solo en la tierra, también estremeció las estructuras emocionales, económicas y sociales de comunidades enteras. Santa María de Jesús es un ejemplo de ello.

Una comunidad cercada por los escombros

Casas agrietadas, calles bloqueadas por derrumbes, escuelas inutilizables y construcciones históricas colapsadas,  uno de los símbolos del pueblo, el Calvario, se vino abajo en cuestión de segundos.

El acceso a Santa María de Jesús está limitado, las carreteras hacia Antigua Guatemala y Palín se encuentran obstaculizadas por deslizamientos de tierra, la única vía alterna, por San Juan del Obispo, es tan empinada y estrecha que solo puede recorrerse a pie o en motocicleta. Las personas bajan con mochilas vacías y regresan con lo que logran encontrar: maíz, pan, gasolina… si hay.

Vivir sin techo, sin luz y sin noticias

Desde que iniciaron los sismos, el suministro eléctrico está suspendido, lo que ha dejado a buena parte de la población incomunicada, la mayoría de los teléfonos están descargado, no hay cómo hacer llamadas, recibir noticias. En las tiendas, los productos básicos han desaparecido, no hay tortillas, no hay maseca, no hay pan. Tampoco hay combustible.

“Estamos como atrapados, sin salida”, dice Fernando Cuma. “Mi mamá se quedó en Palín, y no la hemos visto desde hace dos días, no hay forma de que venga ni de que nosotros podamos salir”.

A la falta de alimento y comunicación se suma el miedo constante. Aunque los sismos fuertes han disminuido, las réplicas leves siguen ocurriendo,  algunas apenas se sienten otras hacen que la gente vuelva a salir corriendo, la tierra no ha dejado de moverse y, con ella, también se mueve la estabilidad emocional de quienes aún no se atreven a regresar a sus casas.

Muertes, silencios y urgencias

La secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), Claudinne Ogaldes, proporcionó información de las personas fallecidas como consecuencia de emergencias causadas por la serie de sismos, reportando que en total son siete personas fallecidas, pero, en los reportes oficiales solamente se muestran cinco víctimas porque a que las dos restantes todavía no han sido identificadas por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), también, se detalló la causa de muerte de las víctimas:

• Dos personas fallecieron en el kilómetro 47.5, en Santa María de Jesús, debido a una caída de roca de gran tamaño. Las víctimas eran familiares y se trasladaban en un picop, fueron las primeras víctimas mortales del enjambre de sismos.
• En la aldea El Tablón, Villa Nueva, del departamento de Guatemala, se reportó el fallecimiento de una persona a causa de un deslizamiento de tierra.
• En la aldea Santa Inés, Antigua Guatemala, Sacatepéquez, falleció una persona por un infarto debido a la impresión de los sismos.
• En la comunidad El Basurero, también en Santa María de Jesús, se reportó otra víctima por deslizamientos de tierra.
• Las dos víctimas aún no identificadas.

Mientras tanto, la comunidad se organiza como puede, familias enteras duermen bajo láminas de plástico, se comparten los pocos alimentos que quedan y se espera que las autoridades logren abrir paso por las rutas principales en los próximos días. Aunque CONRED ha atendido a 3455 personas y ha registrado 613 viviendas dañadas a nivel nacional (Actualización 10 de julio de 2025 | 22:00 horas), la ayuda aún no llega de forma efectiva a todos los rincones afectados.

Una reconstrucción que va más allá del concreto

La situación en Santa María de Jesús no es solo una emergencia material, es también una fractura social y simbólica, la tierra ha recordado su fuerza, y con ella, ha puesto en evidencia las debilidades estructurales de un país donde muchas comunidades siguen siendo las últimas en recibir respuesta.