Texto y fotos:  Carlos Ernesto Cano/foto-periodista

El pasado martes 22 de septiembre de este año, decidimos subir al bosque de Totonicapán, para documentar y fotografiar (era el día del equinoccio de otoño) y realizar registro fílmico de apoyo para un documental sobre el daño que sufren los bosques en la región y de cómo estos lugares de suma importancia para la vida, están siendo talados, destruidos y violentados en todas sus formas, estos son bosques vitales para los ecosistemas y la biodiversidad en un país mega-diverso como Guatemala y terminamos documentado una serie de agresiones, este es nuestro relato.

Los hechos

Iniciamos la caminata por el bosque junto a Gabriela Ixchíu (comunicadora del colectivo Festivales Solidarios), Andrea Ixchíu (documentalista e integrante de Festivales Solidarios) Lucía Ixchíu (reportera de la Federación Guatemalteca de Escuelas Radiofónicas, FGER e integrante de Festivales Solidarios), acompañados de una niña menor de edad y mi persona (foto-periodista de la FGER y Festivales Solidarios).

Al inicio de la caminata iniciamos la documentación del bosque y constatamos la acelerada tala ilegal que afecta el bosque, inmediatamente nos encontramos con guardabosques del CONAP[1] y guardabosques de la Municipalidad de Totonicapán. Al momento del encuentro ellos nos relatan que unos minutos atrás, lograron divisar y perseguir a varios hombres taladores, los cuales lograron escapar de las autoridades forestales. Nos despedimos de los guardabosques y continuamos con nuestra caminata para dirigirnos al lugar conocido como Tambor Abaj, piedra sagrada en la cosmogonía del pueblo K´iché´ y por ser un lugar alto, es adecuado para realizar varias tomas panorámicas del bosque.

time lapse

Estuvimos alrededor de dos una hora y treinta minutos realizando fotografías y “time lapse”, para el documental que se encuentra trabajando Andrea y durante la permanencia en la piedra sagrada escuchamos todo el tiempo golpes de hacha que provenían de diferentes lugares del bosque, por lo que Andrea decidió llamar a los guardabosques y algunas autoridades de 48 Cantones, para denunciar lo que estábamos escuchando. Minutos después se acercan los 5 guardabosques del CONAP y los 3 guardabosques de la Municipalidad que habíamos encontrando al inicio de la caminata y suben a la piedra sagrada para dialogar con Andrea (ella fue la presidenta de la Junta de Recursos Naturales de 48 Cantones durante el año 2013) e inician a conversar sobre lo común que está convirtiendo este tipo de delitos en contra del patrimonio natural del bosque. Luego de unos minutos de conversación, decidimos bajar de la piedra para iniciar la salida del bosque y dirigirnos a donde habíamos dejado el vehículo en el cual nos transportábamos. Varios minutos luego del descenso de la piedra encontramos a una mujer y tres niños que llevaban comida a los taladores, les fotografiamos y nos gritaron que nos fuéramos del lugar, seguimos el camino e inmediatamente en una vereda paralela a nuestro camino se acercan 3 mulas cargadas con madera y 3 hombres que iban con hachas, palos y machetes, por lo que los guardabosques, deciden marcarles el alto.

Las agresiones y amenazas

Inicia un forcejeo entre las autoridades forestales y los leñadores, éstos últimos responden con agresiones físicas y verbales a las autoridades y decidimos sacar nuestro equipo documental (cámaras y teléfonos) para constar de la agresión violenta de la cual estaban siendo víctimas los guardabosques. Al ver que estaban siendo grabados y fotografiados los taladores ilegales, la emprenden en contra de nosotros y agreden a Lucía y Andrea, ante los cual intervenimos junto a los guardarecursos y dos de los capturados escapan y se logra neutralizar a un talador. Luego de tranquilizar al leñador continuamos el camino para entregar al “talamonte” ante las autoridades respectivas, derivado que los guardabosques habían llamado a agentes de DIPRONA[2] de la Policía Nacional Civil (los cuales nunca llegaron, por cierto), seguimos el descenso cuando nos interceptan dos pick up y descienden dos mujeres armadas[3] con machetes y palos y agreden a Lucía, Andrea y a los 8 guardabosques, esto para liberar de forma ilegal al talador capturado, luego de varios minutos de agresiones y huir hacia las orillas del camino logran liberar al capturado, no sin antes amenazarnos de muerte y amenazar con quitarnos nuestro equipo fotográfico y celulares móviles. Los pick up se retiran y se llevan al talador y las señoras que estaban armadas con los machetes escapan camino abajo, minutos después llega un vehículo de uno de los trabajadores del CONAP y nos dirigimos en caravana con dirección a la carretera y 50 metros después del lugar de la última agresión encontramos piedras del tamaño de motocicletas que obstruían nuestro camino, por lo cual nos vemos obligados a parar y realizar una rápida vigilancia para determinar que no se tratará de una emboscada y continuaran las agresiones.  Decidimos quitar junto a los guardabosques las piedras y salir lo más pronto de lugar para estar a salvo.

Llegamos a la ciudad de Totonicapán en donde iniciamos con las denuncias correspondientes ante la policía, luego nos dirigimos hacia un hospital privado para que nos revisaran las lesiones, las cuales a Lucía y Andrea les han obligado a reposar por un mes y medio para sanar las heridas causadas por las y los taladores agresores. El día siguiente, miércoles 23 iniciamos la denuncia ante la Fiscalía de Delitos contra Periodistas” del Ministerio Público en la ciudad de Quetzaltenango y posteriormente hacia el INACIF[4] para determina desde la autoridad legal y forense la magnitud de las heridas.

Junto al CONAP se iniciaron las denuncias respectivas ya que durante estos días se han visto rondar a los taladores en la ciudad de Totonicapán, a manera de amenaza e intimidación hacia nuestras personas y denunciamos también que a uno de los guardabosques lo retuvieron de nuevo en las cercanías de su casa y lo amenazaron de muerte a él y su familia si seguía con las denuncias, le hicieron saber que sabían en donde vivían y que tuviera cuidado y que no estuviera “chingando allá arriba” (el bosque).

Uno de los guardabosques (omitimos sus nombres por seguridad) nos relató que este es el pan diario que viven los guardarecursos y que los taladores actúan con total impunidad bajos las miradas ciegas de las autoridades municipales, civiles y autoridades de 48 Cantones y depredan de forma acelerada el bosque en Totonicapán y los bosques en Guatemala.

La corrupción e impunidad que caracteriza a la sociedad Guatemalteca y las agresiones que en las últimas semanas hemos recibido comunicadores independientes, comunitarios y críticos son resultado indirecto que el presidente de Guatemala y otros funcionarios de alto nivel, sostengan una sistemática serie de amenazas a las y los periodistas que cuentan la verdad de lo que sucede en el país.

Estas agresiones a periodistas, guardabosques, defensores de derechos humanos, estudiantes universitarios, personal médico y ciudadanía crítica al régimen de las cosas en Guatemala, han aumentado y la pandemia del COVID19 parece ser la excusa perfecta para que las agresiones, intimidaciones cesura y asesinatos queden impunes y no se esclarezcan. Creemos que una sociedad que calla y censura las y los comunicadores es una sociedad que no tiene futuro y que deben ser revisados los principios democráticos y de libertad que rigen a esta sociedad.


[1] Consejo Nacional de Áreas Protegidas de Guatemala.

[2] División de Protección a la Naturaleza de la Policía Nacional Civil de Guatemala.

[3] Hemos identificado a las mujeres agresoras y a un hombre talador, pero para no entorpecer las investigaciones, no proporcionamos nombres.

[4] Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala.