Texto y Fotografías: Juana Ovalle.

Históricamente a los pueblos originarios se nos ha arrebatado nuestra historia, nuestra indumentaria, la ideología y por supuesto nuestros territorios. Mucho de los elementos fundamentales de nuestra identidad han sido arrebatados, menospreciados y satanizados, mantenerlos vivos es una lucha y resistencia del día a día en una sociedad cada vez más cooptada por la colonización, colonización en las mentalidades, formas de vida, gobiernos, formas de organización, etc. Y esto conlleva a denigrar muchas cosas importantes. 

Uno de los elementos que históricamente han sido satanizados son la Espiritualidad Maya (mal vista por la imposición de ideologías en su materia cristianas aceptadas por las personas) y con ello los territorios utilizados para dichas prácticas. 

Uno de los grandes tesoros que nos han heredado nuestros ancestros han sido los distintos sitios sagrados (ahora llamados sitios arqueológicos) ciudades construidas por ellos, en los cuales se preserva la historia y más que eso en los que se encuentra una conexión mediante las sagradas ofrendas, son sitios energéticos que nos conectan con nuestro linaje directo, nuestro linaje maya, son lugares hermosos con conexiones únicas, pero actualmente todos esos sitios son administrados por el ministerio de cultura y deportes y por el INGUAT, por lo cual, actualmente son tomados únicamente como lugares turísticos que se exhiben a nivel nacional e internacional, pero lastimosamente en muchos lugares aún se niega la entrada y la realización de ceremonias mayas a los ajq’ibab (guías espirituales mayas), violentando así el derecho que tenemos los pueblos originarios de practicar nuestra espiritualidad, derechos que son de carácter constitucional, ya que se encuentra contenido en el artículo 66 de la constitución política de la República de Guatemala, así como en convenios y tratados en materia de derechos indígenas ratificados por Guatemala, tales como el convenio 169 de la OIT, así como también el acuerdo de paz número 5.

Para buscar proteger los lugares sagrados un grupo de ajq’ibaj de distintas comunidades lingüísticas se reunieron y agruparon, después de la firma de los acuerdos de paz, creando así la Comisión para la definición de los lugares sagrados -COLUSAG- el cual tiene como fin primordial buscar la protección y libre acceso a todos los lugares sagrados naturales y construidos de la República de Guatemala, así como el libre ejercicio de nuestra espiritualidad ancestral, mucho se ha logrado desde entonces, pero hace falta aún más por lograr. En el año 2008 se presentó al pleno del congreso de la Republica la iniciativa de ley 3835 ante el pleno del congreso de la Republica, dicha iniciativa tiene por objeto Garantizar el derecho histórico, cultural y espiritual de los Pueblos Indígenas, por medio del reconocimiento, respeto, dignificación, uso, conservación, administración y acceso a los lugares sagrados, construidos y naturales de los pueblos indígenas ubicados en el territorio nacional,  dicha iniciativa actualmente se encuentra con dos dictámenes favorables, pero engavetada por el congreso, dejando así desprotegidos a los lugares sagrados que cada vez están siendo más privatizados, prueba de ello es el aberrante “proyecto” que pretenden hacer en el sitio “El Mirador”, el cual cayó en manos de extranjeros que pretenden sacar provecho del mismo, pero ese no es el único problema, otro de los grandes problemas es la criminalización que sufren los ajq’ijab al querer practicar nuestra espiritualidad milenaria y proteger nuestros territorios.

Actualmente los lugares sagrados son víctimas de despojos, despojos de “artesanías” que son “descubiertas” y llevadas al extranjero, despojos de recursos, tal como en Kaminal Juyu’ que actualmente es víctima de tala de árboles y cierre de comales para las sagradas ceremonias, y es ahí donde radica la importancia de la socialización y búsqueda de la aprobación definitiva de la iniciativa de ley 3835, ya que de esa manera seremos el pueblo maya los que administremos y cuidemos los sitios energéticos y así tratar de evitar que se siga despojando al país. 

La aprobación de la iniciativa de ley 3835 reafirmaría parte de la identidad perdida y es una deuda del Estado de Guatemala hacia el pueblo maya y sería un avance social, un avance en una sociedad que carece de respeto a nuestras prácticas y las sataniza, un avance porque se lograría difundir aún más la verdadera ideología de la cosmovisión maya, un avance porque se dejaría de ver a la espiritualidad como un simple folklore o protocolo (lastimosamente muchas veces por las mismas personas indígenas);  un avance porque esas son las practicas que hemos heredado de nuestros primeros padres y madres y la esencia más pura de nuestra identidad indígena

Las luchas de los pueblos originarios son muchas y cada vez más fuertes, pero somos nosotros que mediante la unión y el apego a nuestras raíces e identidad podremos lograr, ya basta de la división entre pueblos indígenas, ya basta de tacharnos entre nosotros mismos, debemos de amarrar nuestras raíces y unirnos en las diferentes luchas para poder lograrlas, porque el logro no es individual, es colectivo.