30 años de búsqueda de justicia no pueden resumirse en el silencio que inundó la sala de audiencias luego que el Tribunal de Mayor Riesgo B dictaminará que efectivamente en Guatemala se cometió Genocidio, pero que el acusado José Mauricio Rodríguez Sánchez, el máximo oficial de inteligencia de aquella época era inocente.

No se parecía en nada a 2013, cuando un entra aplausos, abrazos y lágrimas de alegría decenas de Ixiles celebraban la condena contra Efraín Ríos Montt. Esta vez la esperanza de justicia parecía alejarse, tanto como cuando la Corte de Constitucionalidad botó la sentencia y ordeno repetir el juicio contra ambos miliares.

El silencio solo quedo interrumpido por grito agudo “Si Hubo Genocidio”, los rostros tristes de las y los sobrevivientes empezaron a levantarse, “Estamos tristes”, “Venimos por justicia y ¿que nos llevamos?” reclamaban.

Por más de dos horas el tribunal conformado por María Eugenia Castellanos, Sara Yoc y Jaime Gonzales, confirmó la verdad que el pueblo Ixil siempre ha reclamado. Reconoció que fueron víctimas de actos “deshumanizantes” perpetrados por un ejército de cobardes que atacaron a población desarmada.

Una vez más el tribunal condenó como mujeres y niñas fueron víctimas de violencia sexual, como nos natos fueron arrancados de los vientres de sus madres, porque la intención era no “dejar un ixil vivo”

El tribunal advirtió como los mayas Ixiles fueron sometidos a condiciones de vida que no permitían su sobrevivencia, como en las montañas sin alimento ni comida o ropa se vieron obligados a ver morir a sus familiares y dejar sus cuerpos bajo los árboles.

Por unanimidad el tribunal sentencia “Si Hubo Genocidio, si se cometieron actos contra los deberes de la humanidad” y el alto mando del estado es el responsable.

Sin embargo, dos de los jueces no consideraron que el máximo oficial de inteligencia encargado de emitir conclusiones sobre los planes de acciones estuviera enterado sobre las atrocidades que se cometían en las aldeas. Y así, por mayoría, le declararon inocente.

¿Pero cómo el máximo oficial de inteligencia no iba a saberlo? Cuestionó la juez Sara Yoc, única que le considero culpable.

Para el pueblo Ixil, también es responsable. Si hubo genocidio y el ejército es el culpable, ese ejército que continua actuando cobardemente bajo el anonimato, protegido por la muerte o la impunidad que no permite ponerle un rostro, que se esconde bajo las leyes y la injusticia.

Si hubo genocidio pero no quien se responsabilice por ello, por las mujeres y niñas violentadas sexualmente, por los hombres torturados y asesinados, por los miles de desaparecidos y masacrados, por aquellos que simplemente un día dejaron de ver la luz por ser ixiles.

Una vez más el ejército se esconde, mientras el pueblo Ixil muestra a sus víctimas, porque sus rostros no podrán ser borrados y la memoria siempre les procurara justicia, porque “los ojos de los enterrados se cerraran justos el día de la justicia o no se cerraran”

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