Una democracia fallida

#Opinión | Lourdes Alcántara – Guatemala en Democracia (GTD)/Noticiero Maya K’at.

El  miércoles de esta semana se cumplieron 77 años de uno de los acontecimientos más importantes en la historia de nuestro país, la revolución del 20 de octubre de 1944, momento en el cuál diferentes grupos de la población se unieron para poner fin a la dictadura del General Jorge Ubico quien durante 13 años ostentó el poder y posteriormente derrocaron al gobierno provisional de Federico Ponce Vaides.

La revolución de octubre trajo consigo la llamada “Primavera Democrática”, periodo en el cual se lograron muchos avances en desarrollo social y en materia política, los logros más destacados fueron la creación del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, la autonomía de la Universidad de San Carlos, el código de trabajo, la división de los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Además, como una medida de evitar nuevamente una dictadura, se  redacta un artículo que inamovible dentro de la constitución, “La prohibición a reelección”. Este principio aún se encuentra vigente en la Constitución Política actual en el artículo 187, si bien esto debería ser una garantía para el ejercicio de la democracia plena y evitar una dictadura, esto se aleja de la realidad, ya que con los  procesos de contrarrevolución de 1954 todo lo conseguido en 10 años se esfumó.

Según un estudio realizado por la revista The Economist Intelligence Unit, Guatemala no cuenta con una democracia, en este estudio se tomó en cuenta el proceso electoral, la funcionalidad del gobierno, la participación de los ciudadanos y el respeto a los derechos y libertades de la población. Entre los cuales obtuvo un punteo bajo en la funcionalidad del gobierno y participación política, se posiciona así en uno de los peores calificados a nivel latinoamericano y lo clasifica como un régimen híbrido, el cual se caracteriza por poseer procesos electorales irregulares, presión de los gobiernos hacia los medios de comunicación, presión hacia los poderes judiciales y altos índices de corrupción (en 2020 Guatemala obtuvo el puesto 149 de 187, siendo uno de los países más corruptos de América Latina), actualmente los principios democráticos a los que aspiraba la junta revolucionaria de 1944 y la población de aquel entonces, fueron limitados únicamente al papel, ya que vivimos en una democracia fallida.