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Imágenes e investigación: Santiago Botón
Entrevistas: Joel Pérez Alvarado

El salón comunitario de la aldea Los Ingenieros, Ixcán, Quiché, se ha convertido en las instalaciones del Centro de Atención Permanente -CAP- de salud básica para más de 35 comunidades de la frontera norte del municipio de Ixcán, Quiché y algunas localidades de Nuevo Orizaba del Estado de Chiapas, México, relata Angélica Lorena Cifuentes Cano, coordinadora del referido centro asistencial.

El personal de enfermería y el equipo técnico de estadísticas, administrativo se entremezclan entre los mobiliarios de oficina conjuntamente con los enseres viejos que permanecen bajo el mismo techo donde se atienden a los pacientes y las consultas externas, en un recinto sin servicio de agua potable.

El comunitario Pedro Tiul, expresó que su comunidad está preocupada porque no cuentan con espacio para atender o aislar a posibles pacientes de la COVID-19 que podrían surgir próximamente “Nosotros aquí en Ingenieros estamos en una frontera, una entrada de la que se habla mucho, pero que no tenemos puesto de salud” denuncia el entrevistado.

La coordinadora del CAP agrega que la mayoría de los partos de emergencias son atendidos en el mismo salón en pequeñas clínicas que improvisan con sábanas o cubículos con paredes de plywood. “Entonces no estamos garantizando la totalidad del parto limpio y seguro que se debe de dar” lamenta Angélica Cifuentes.

Esta realidad contradice todas las recomendaciones y medidas de prevención ante la emergencia sanitaria mundial, principalmente se incumple el distanciamiento físico “En relación a salud estamos críticos y siento que estamos en un hacinamiento” lamenta la profesional.

De esa cuenta, varios de los empleados, principalmente del departamento técnico y estadísticas, prefieren trabajar bajo la sombra de los árboles porque en el salón se produce un calor insoportable cuenta Domingo Coc Coy, al momento que revisaba los cardex de medicamentos bajo un arbusto de ficus.

EL PROYECTO COSTÓ MÁS DE TRES MILLONES DE QUETZALES

El problema surgió a finales del año 2018 cuando la constructora “Comercial El Crisol” contratada por el Ministerio de Comunicaciones inició el remozamiento del antiguo puesto de salud construido en los años 90’s por el Programa de Desarrollo para Desplazados, Refugiados y Repatriados en Centroamérica -PRODERE-. “En aquel entonces nos pidieron prestado el salón solo por seis meses de plazo y hasta ahora ya van pasando años” cuenta Mario Antonio Co Choc, alcalde comunitario de Los Ingenieros.

Datos oficiales revelan que el proyecto de mejoramiento del puesto de salud identificado con el número de NOG: 7471688 y No. UCEE: 1-2018, fue licitado públicamente el 18 de mayo del año 2018, donde participaron cuatro empresas constructoras.

El proyecto fue adjudicado el 13 de junio del mismo año, a la empresa “Comercial El Crisol” propietario de Ovidio Wilfredo Martínez España, bajo un contrato de tres millones 303 mil 375.31 Quetzales; cuyo monto se finalizó de pagar en su totalidad en el año 2019, con un millón 984 mil 882.00, según el Reporte Dinámico de Ejecución de Proyectos desglosado el primero de marzo del año 2020.

Los pobladores de la aldea Los Ingenieros calculan que el proyecto quedó paralizado con un 80% de avance y quedan pendientes ventanas, puertas, parte del piso, la instalación eléctrica y la construcción del cerco perimetral.

Se intentó de conseguir un número telefónico de la referida empresa constructora para obtener la versión sobre el abandono de la obra sin obtener algún resultado, mientras los pobladores aseguran que los números telefónicos no funcionan porque los responsables del proyecto cambian constantemente.