En Guatemala el 70% de la población ocupada se encuentra en el sector informal, niños, niñas y adolescentes están dentro de este sector.

Las familias que laboran en la informalidad resultaron afectadas por la pandemia, lo que ha llevado a que muchos niños y niñas se involucren en las actividades laborales para apoyar a su familia.

Antes de la pandemia, al menos 300 niños, algunos hijos de los vendedores, de escasos recursos o trabajadores acudían a estudiar a las aulas en el mercado la Terminal, el más grande del país, sin embargo, ahora están cerradas.

Los menores tienen una sobrecarga de actividades laborales, y seguir con su educación es difícil, “el resultado de la pandemia ha sido una sobrecarga de actividades laborales para la niñez, porque ahora no pueden ir a la escuela, no pueden ir al centro”, explica Maritza Pirir Pajó, coordinadora del Programa Educativo del Niño y Niña Adolescente Trabajador (PENNAT).

Para seguir llevando educación a los niños y niñas de los mercados los educadores y voluntarios de PENNAT visitan las casas de sus alumnos para impartir clases.

“Hemos implementado visitas domiciliarias para garantizar que la niñez y padres de familia prioricen la educación de los niños, la educación se ha quedado fuera”, lamenta.

Maritza comenta que muchas de los niños y niñas que acudían a las escuelas en los mercados son migrantes internos, en su mayoría provenientes de los departamentos de Totonicapán y Huehuetenango.

Con la emergencia sanitaria la presencia de las niñas en la venta de frutas, verduras y tortillerías ha aumentado, mientras que los niños venden mascarillas y alcohol en gel en pasarelas y alrededor de los mercados.

Por ello, recuerda que las instituciones encargadas en erradicar el trabajo infantil deben realizar acciones que promuevan la educación de la niñez para que dejen las actividades laborales que perjudica su desarrollo.

Campaña de la #IniciativaRegional América Latina y el Caribe Libre de Trabajo Infantil – Red Latinoamericana contra el Trabajo Infantil con FGER.