Elmer Ponce – Petén.

Como parte de las actividades de la 2da. Feria Internacional de Turismo y Gastronomía Petén 2017, que dio inicio el 17 de Julio y finalizara el 23 de este mismo mes, en el que 6 municipio de Petén son los anfitriones de dicha feria, y que como parte de la promoción y divulgación de nuevos destinos turísticos, un grupo de Operadores de Turismo de Petén y de otras regiones del país, que ofrecen como destino el departamento de Petén, no solo a nivel nacional sino a nivel internacional y que están viendo con buenos ojos el poder aprovechar estos espacios para dar a conocer algunos de los sitios que por poco interés de parte de las autoridades, no se les ha dado la importancia que estos merecen, el día de ayer visitaron el Sitio Arqueológico El Tamarindito y las cuevas de HALAW (Alau) que en el idioma maya q´eqchi´ se traduce como; cuevas de tepezcuintle, luego de recorrer el sitio arqueológico tamarindito, con su imponente plaza central y el mirador, no se puede dejar de sentir la nostalgia, al ver a una de las Ciudades Mayas, más imponentes de las tierras bajas devastada arqueológicamente hablando y con una deforestación que la tiene al borde de destrucción total, sin que hasta el momento nada ni nadie se haya o este preocupando por proteger este vestigio de la gran civilización maya, que tiene gran importancia histórica para el mundo entero, “ Me duele en el alma ver como toda esta belleza y toda esta ciudad se está perdiendo por el descuido, tanto de las comunidades, de las instituciones y del Estado, por no tener tan solo un poco de visión ecológica y ver el valor incalculable que tenemos en nuestros territorios, me duele y dan ganas de llorar porque siento impotencia de ver tanta destrucción” indico con los ojos llorosos Enrico Ferrulli, presidente de la Feria Internacional de Turismo y Gastronomía al visitar dicho sitio arqueológico y ver los descombros en plena área protegida y con grandes plantaciones de Pepitoria en plena cosecha.

Luego el recorrido continúo hacia las cuevas de Alaw, para una buena revolcada literalmente hablando.

LAS CUEVAS DEL HALAW

Ecoturismo que requiere ser conocido
Aunque no ha tenido promoción, Tito Lemus está en toda disposición para dar a conocer las milenarias cuevas que hace 33 años fue descubierta en su parcela que está entre el caserío La Montería y el sitio arqueológico Aguateca.

La entrada es tan pequeña que se requiere de hacer giros para poder ingresar una persona de complexión grande, pero una vez pasado ahí, el asombro llega al encontrarse con grandes cámaras de la cueva que le nombraron “Del Halaw” (que del idioma maya q´eqchi´ se traduce del tepezcuintle).

“Debo hacer mejoras, pero poco a poco estamos invirtiendo para que el ecoturismo también se aproveche en la ruta” indica, ya que solo es de desviarse por unos kilómetros cuando uno va o regresa de los sitios arqueológicos Dos Pilas, El Tamarindito y Aguateca.
Para llegar al lugar, es necesario contactarse con Lemus vía telefónica (32796194) o con Carlos Lanuza (41874728), quienes de manera visionaria piensan en un ecoturismo, promoviendo la riqueza natural que hay en le sector.

El recorrido lo prefieren hacer en grupos de 20 personas y se demora un promedio de dos horas para hacer la excursión completa.

“Es necesario que tengan a disposición lintena, ropa extra porque a veces hay algo de lodo dentro de la cueva” comenta Lanuza, quien junto a su colega transportan a los turistas en carros de doble tracción hasta el lugar en un recorrido de 20 a 30 minutos aproximadamente.
El costo es de 25 quetzales, que incluye el transporte e ingreso a la cueva. Pero si se quiere caminar, solo se debe pagar 10 quetzales.

“Para que no se pierdan adentro, es necesario contar con nuestra compañía, para que les facilitemos el recorrido y mostrarles los encantos y cascadas que han hasta el fondo de la cueva” indica Lemus.

POR QUÉ EL HALAW

Lemus asegura que hace tres décadas, el señor Santos Aguirre era el propietario de dicho terreno, y mientras andaba de cacería descubrió la pequeña entrada y se soprendió al encontrar una gran cueva.

“Antes nosotros entrabamos y nos encontrábamos con decenas de tepezcuintles ahí. Entraban para tomar agua y para refugiarse de los depredadores, pero al poblarse el caserío, el consumo humano hizo que ahora sea difícil encontrarse con una especie de este animal” comenta.

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