Foto: Emmanuel Andrés

Las proyecciones desalentadoras en el desarrollo económico y social tienen un impacto fuerte en las familias con mayor vulnerabilidad.

El Banco Mundial estima que un 49,3% de la población guatemalteca vivía por debajo del umbral de pobreza en 2019 y una quinta parte vivía con ingresos entre 5 y 13 dólares al día, es decir, de 40 a 94 quetzales respectivamente.

La situación podría empeorar para las familias vulnerables, los efectos de la pandemia Covid-19, podrían favorecer el aumento del trabajo infantil, advierte Alejandro Aguirre, director ejecutivo de la Coordinación de ONG y Cooperativas CONGCOOP.

Los niños y niñas rurales e indígenas están en mayor riesgo de trabajo infantil en comparación con las niñas y niños urbanos.  Estos son empleados en actividades agrícolas y ganaderas, resalta Aguirre.

Aunque los niños en las áreas urbanas, “son expuestos a largas e intensas jornadas de trabajo en abarroterías, tiendas, coheterías, comercios, así como niñas en tortillerías”, resaltan en un comunicado.

Por ello, Congcoop recalca la importancia de un programa integral de protección para evitar el incrementó de la pobreza y el trabajo infantil en el país.

Campaña de la #IniciativaRegional América Latina y el Caribe Libre de Trabajo Infantil – Red Latinoamericana contra el Trabajo Infantil con FGER.