Mientras a nivel mundial las mujeres paraban exigiendo sus derechos, en Guatemala la realidad nos golpeaba. 20 niñas murieron calcinadas dentro del “Hogar seguro Virgen de la Asunción”,  un centro estatal de protección para niñas, niños y adolescentes abandonados, maltratados y víctimas de agresiones sexuales.

Sin embargo lo que sucedía adentro era todo lo contrario, el hogar era investigado por prostitución y narcotráfico, constantemente se reportaba como las y los niños huían.

Hilda Morales, procuradora adjunta de la Procuraduría de Derechos Humanos informa que desde hace cuatro meses solicitaron el cierre paulatino del hogar, sin embargo la Secretaria de Bienestar Social, ente encargado no respondió.

El último intento de fuga se registró el martes por la noche, las niñas y adolescentes alzaron la voz ante los maltratos de los que eran víctimas. Las protestas continuaron hasta la mañana del miércoles, cuando inicio el fuego.

Carlos Rodas, titular de la Secretaría de Bienestar Social, dijo no tener órdenes para cerrar el hogar, a pesar de conocer las denuncias. Rodas considera que no hubo negligencia, por ello “se harán cargo de los gastos funerarios”.

La Procuraduría General de la Nación, tampoco adquirió responsabilidad por los hechos, su representante Anabella Morfí,  lamentó “que fuera prevenible”

Pero ese estado que hoy lamenta la muerte de 20 niñas, es el mismo estado que no les procuro salud, educación ni protección.

El “Hogar seguro Virgen de la Asunción” alberga a 700 niños, niñas y adolescentes desde los 0 hasta los 18 años, su capacidad era para 400. El director del hogar fue destituido, sin que diera a conocer los listados de quienes estaban dentro del hogar.

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