Durante el Conflicto Armado Interno las fuerzas de seguridad del estado cometieron graves violaciones contra población civil no combatiente, como parte de una estrategia contrasubversiva ejecutada a través una serie de manuales.

Dentro de las víctimas se encuentra la Familia Molina Theissen, considerada “enemigo interno” por la militancia de varios de sus miembros en organizaciones consideradas subversivas.

Tras 37 años, la familia ve la justicia de cerca. Hoy el Ministerio Público presentó sus conclusiones, abriendo paso la etapa final de un debate oral y público que inició en marzo.

“Queda comprobada la detención de Emma Guadalupe Molina Theissen el 27 de septiembre de 1981, gracias a un documento encontrado en la casa de Zaldaña Rojas” explicó el fiscal Erick de León Morataya.

Su detención respondió, según documentos secuestrados, a una estrategia de puestos de control para capturar a posibles subversivos. Al detenerla, los militares se percatan que contiene información valiosa y hacen uso de métodos de tortura y violencia sexual para obtenerla.

Las declaraciones de Emma, más la del testigo “d” y “f” lo demuestran. El método estaba contenido en distintos manuales y aunque los acusados negaron utilizarlos su actuar encaja en las directrices proporcionadas.

De estos delitos estuvieron al tanto Francisco Gordillo y Edilberto Letona Linares, encargados de la base militar Manuel Lisandro Barillas, la cual quedó comprobado era utilizada  como centro clandestino de detención y según varios peritajes, dentro se practicaba tortura y violencia sexual.

Su actuar encaja en los delitos de deberes contra la humanidad y violación con agravación de la pena, por lo que la fiscalía solicitó 70.5 años de prisión.

Los manuales y testimonios también demuestran que el oficial de inteligencia estaba a cargo de los interrogatorios (Hugo Zaldaña Rojas), este debía informar al director de inteligencia (Callejas y Callejas) cada 24 horas sobre los prisioneros de Guerra. Finalmente la información llegaba al jefe del estado mayor del ejército (Benedicto Lucas García).

A través de los peritajes quedó comprobado que el señor Lucas García dirigía y emitía ordenes dentro del ejército. Dentro de sus funciones conoció la “operación especial de inteligencia” mediante la cual se desapareció a Marco Antonio, tras el escape de Emma.

La operación fue liderada por Hugo Zaldaña Rojas, en un intento de redimirse por el escape de la hermana. La operación fue conocida y avalada tanto por Callejas y Callejas como por Lucas García.

Esa operación les suma el delito de desaparición forzada. Por ello la fiscalía pidió una condena de 112.5 años.