#Opinión – Kajkok Máximo Ba Tiul – Centro de Reflexiones Nim Poqom.

Recuerdo que cuando ganó las elecciones el FCN y a la cabeza, Jimmy Morales, Guatemala, volvió a ser noticia internacional. Nadie podría creer que después de la destitución y/o renuncia del gobierno del patriota, llegaría a gobernar un comediante de profesión. Todos los medios de comunicación internacional, se referían a nuestro país, así: “Guatemala tiene como presidente a un payaso/comediante”.

Inmediatamente comenzaron a surgir varios comentarios a favor y en contra, incluso más de alguien le daba el beneficio de la duda, sobre todo porque llegaba a la presidencia, con el voto de ciudadanos cansados de la corrupción y la impunidad. Producto de las tomas de plaza y de la frase “no te toca”. Ciudadanos que fueron engañados posiblemente, con la idea que era mejor que llegara a la presidencia alguien que nunca había hecho política, porque nunca dieron a conocer su vinculación partidista.

Los hermanos Morales, Jimmy y Sammy, se había hecho famosos con su programa Moralejas. Un programa cargado de discriminación, racismo, machismo, misoginia, etc. Además por sus películas, como: “Un Presidente de a Sombrero”, en donde delineaban el perfil de un presidente para el país. Aunque muchas veces se les vio acompañando a muchos líderes políticos, incluyendo a Otto Pérez Molina y a Roxana Baldetti, nadie pensaba personajes como los de Moralejas, podría estar interesados en sumarse a la lista de corrupto de Guatemala.

En Guatemala, así como hemos tenido presidentes muy humanos y académicos, como Juan José Arévalo, también hemos tenido presidente genocidas, asesinos, corruptos, como los que están en la cárcel y otros que han evadido la justicia. Así como hemos tenido líderes políticos muy queridos como Manuel Colom Argueta y Cáceres Lehnhoff, también hemos tenido una red de criminales y corruptos como el difunto Alvaro Arzú y los actuales miembros del Congreso.

También hemos tenido muchos personajes de la vida política y que han sido objeto también de “chistes y sátira”, como a Romeo Lucas García, a quien le apodaban el “indio Lucas”, porque se le consideraba un presidente estúpido, además se referían a él, con un carga de racismo y discriminación, así como se hace con el actual presidente, que cada vez que sale a luz pública, es objeto de mucha crítica y sátira.

Lo cierto es que no solo debemos hacer chistes o sátiras sobre ellos, sino que hay que ponerles mucha más atención, sobre su acción política y su fortalecimiento económicos, porque con personajes que podríamos considerar, como con pocas capacidades para hacer gobierno o porque la forma como hablan están muy distantes a ser los políticos y los estadistas que uno espera y por lo tanto son quienes al final pueden construir un sistema de violencia o de división entre la población.

Y es lo que ahora estamos presenciando en Guatemala. Un presidente que nadie pensaba que iba a llegar a serlo. Con todas su incapacidad para “ser un buen presidente”, pero con todas las capacidades para evadir toda su responsabilidad y asumirse como un “principiante de dictador”. Un presidente incapaz de entablar un diálogo maduro sobre su actuar como servidor público, pero a la vez, asumiendo que “como fue electo como presidente, nadie lo puede mover, ni criticar”.

Poco a poco, hemos ido descubriendo que lo de “ni corrupto y ladrón”, era el gancho perfecto para atraer la atención de una ciudadana poca educada políticamente. Una ciudadanía que ignora totalmente, como se mueven los políticos y como hacen política. Y además, de cómo los medios de comunicación, nos inducen a tomar partido por uno o por el otro, sin pensar que se está en el camino de cometer los mismos errores políticos.

Lo que está pasando hoy, con los errores políticos de Jimmy Morales, como la expulsión de dos embajadores, con los argumentos más mezquinos que un presidente puede dar. Son  los arrebatos de alguien que no sabe que significa ser “presidente”, sino querer ser un “aprendiz de dictador”.

Esto solo encuentra su sentido en las actitudes de alguien que quiere evadir su responsabilidad con la corrupción y la impunidad, porque es cómplice de varios actos de esta naturaleza en todas las instituciones del Estado, como haber aceptado financiamiento para su campaña, influir para que su hermano y su hijo lo acompañen a abrir una corrupta embajada en Jerusalén, solo por quedar bien con Estados Unidos e Israel, cuando son dos países que financiaron el genocidio.

Pero mientras esto pasa, en nuestro país, sigue corriendo sangre por todos lados. En las calles de la ciudad y en los lugares urbanos del país, hombres y mujeres, son asesinados, sin que alguien tenga la capacidad de pararlo. Líderes comunitarios, asesinados por grupos de criminales, que siguen estando al servicio de los sectores de poder. Comunidades indígenas a punto de ser desalojadas por los finqueros. Una cantidad de presos políticos, que nos les dan ni tiempo para comer. Y más, cosas que un presidente de verdad, debería de tomar en cuenta para hacer gobierno.

Estamos a las puertas de que la nueva fiscal asuma el control del MP. Se espera que siga o supere el trabajo de la anterior fiscal y que no se plegue a las decisiones de un “aprendiz de dictador”. La nueva fiscal debe pensar que este gobierno le queda poco tiempo para dejar la presidencia, en cambio ella está comenzando y estará en el próximo gobierno y entonces no debe de retroceder con lo que hasta ahora se ha hecho.

Entonces ante un aprendiz de dictador, se debe de tomar en serio lo que quiere hacer, no es un juego, es mucho más peligroso que cualquier otro.