Han pasado 34 años pero en la memoria de Don Teodoro Chex los detalles siguen vivos, recuerda exactamente ese dos de febrero de 1984, el último día que vio a Buenaventura, su hijo de 22 años.
Ese día inició un proceso de búsqueda que duraría 30 años, finalmente en 2014 le pudo brindar un entierro digno. Actualmente Don Teodoro sigue trabajando por encontrar a los familiares de las víctimas de la base militar de Comalapa, espera que como el hayan padres, madres o hermanos que no cesen en la búsqueda de sus familiares y pronto ellos también tengan la oportunidad de brindarles un entierro digno.