Foto: Ángela Cuc/ Red de Comunicadoras Indígenas Jun Na’oj

Durante cuatro días organizaciones sociales y eclesiales se reunieron en Esquipulas, Chiquimula; un municipio fronterizo con Honduras, para analizar, dialogar y proponer acciones en favor de las personas migrantes y refugiadas.

Al menos unas 40 personas de México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, participaron en la Misión Internacional de Verificación: Encuentro Regional de Movilidad Humana para la Justicia y Dignidad de las Personas Migrantes.

El punto de encuentro fue la casa del Migrante San José, un refugio para quienes huyen de Centroamérica y Latinoamérica. En los últimos meses el lugar ha recibido a miles de migrantes.

Los días 16, 17 y 18 de marzo analizaron los retos y desafíos de la realidad  migratoria en la región, “estamos aquí para identificar nuestras acciones, que es lo que estamos haciendo, que es lo que hace el Estado en respuesta a estos movimientos migratorios, cuales son los vacíos, cuales son las grandes realidades, cuales son los compromisos realizados y  cuales son las recomendaciones no realizadas”, expresó el Padre Juan Luis Carvajal, secretario ejecutivo de la Pastoral de Movilidad Humana (PMH).

La actividad finalizó el viernes 19 de marzo con una declaración a 35 años de los acuerdos de Esquipulas que buscaron la paz en Centroamérica, y que en este contexto, se le recuerda a las naciones la necesidad de responder al fenómeno migratorio, señalaron en su comunicado.

El Monseñor, Domingo Buezo, presidente de la PMH, lamentó la falta de acciones de los Estados de la región,  “constatamos con  preocupación e indignación la actitud pasiva e indiferente de los Estados de la región para crear condiciones de vida acordes con la dignidad de las personas”, indicó. 

Además, el cardenal Álvaro Ramazzini resaltó que la corrupción, la cooptación del sistema de justicia, la pobreza, el crimen organizado son factores que obligan a migrar a las personas, «ante este escenario deshumanizante condenamos categóricamente la constante violación de los derechos humanos y la persecución a los defensores de los mismos, la falta de un abordaje integral y humano para las personas que se ven obligadas a migrar y la violencia ejercida contra los migrantes que ha llegado al extremo de acabar con sus vidas», puntualizó.

Exigieron el cumplimiento de la legislación en materia de derechos humanos y migración, así como una respuesta regional e integral para evitar la migración forzada y para garantizar la vida de todas las personas.

Finalmente se llamó a unificar los esfuerzos de las iglesias, sociedad civil y personas de buena voluntad para promover la justicia y dignidad de las personas en movilidad.